VERÓNICA
por Pablo García
Yo, al igual que mis amigas, no creíamos en esa leyenda, simplemente se nos hacía la tonta idea de que era mentira. Una noche, cuando contaba la leyenda a mi prima, medio en broma le dije que si lo intentábamos, riendo mi prima me contestó que sí. Fuimos al baño a media noche, apagamos la luz y dijimos tres veces “Verónica”, pero no pasó nada. A mi prima se le ocurrió burlarse de ella con todo lo que se le ocurría. Bueno, el caso es que lo intentamos otra vez y balla sorpresa: mi prima vio que me cambiaba la cara, los ojos se me hicieron más grandes… Yo no podía verme, pero vi al lado de mi prima algo extraño, como un fantasma, y el espejo empezó a empañarse.
Cuando vi a ese fantasma que se acercaba cada vez más a mi prima se me ocurrió encender la luz, y mi prima se fue a casa. Al llegar, su madre le contó que acababa de fallecer su padre, pero lo extraño era que no padecía ninguna enfermedad; mi prima se sintió muy culpable.
Aquel rito lo hicimos un lunes, al día siguiense te lo contamos a unas amigas y, como es natural, no nos creyeron, aun así las retamos a que hicieran la invocación.
Al llegar empezaron a tener miedo, pero la invocamos y Verónica apareció de nuevo en mi cara, pero lo peor es que mi prima me culpó a mi, si no me creéis, oid sus palabras:
- ¡Déjame en paz, no me hagas daño! ¡ahhhhhh!- ella creía que era yo, pero era Verónica. Al salir del baño todas nos quedamos sorprendidas por lo que había pasado.
No sé si me creeréis, pero esto es real y si no quréis creerme, atreveos a decir tres veces “Verónica en el baño con la luz apagada a las doce de la madrugada.
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